VIDA DE ORACIÓN

miércoles, febrero 27, 2008

Ciclo A (2008) Tiempo de Cuaresma 2 Domingo

CATEQUESIS

1.- lectura Génesis 2, 1-4ª
2.- lectura 2 Timoteo 1, 8b-10
3.- lectura Mateo 17, 1-9

“MISIONERO DE TU BARRIO”, EN LA CUARESMA
Haz unas cinco copias de esta CATEQUESIS.
Ofrécelas a MAYORES IMPPEDIDOS y VECINOS.
PODÉS LEERLA y hasta EXPLICARLA algo para AYDARLOS.
¨DIOS TE BENDIGA A TI Y A TU CASA.”

En el primer domingo de Cuaresma se nos presentaba la SALIDA de esta carrera de Cuaresma, donde aparecía todo lo HUMANO y las dificultades de la vida del mismo ser humano por las pruebas, los problemas y las tentaciones, por las que Jesucristo pasó como todo hombre, que hombre era. Se nos exigía la FE en la VICTORA: llegaremos a vencer; no lo dudes.

En este segundo domingo se nos presenta la LLEGADA, la META para animarnos y fortalecer nuestra FE y se nos manifiesta para ello, por un momento, la GLORIA de lo divino, que esperamos.

Para ello se nos ha presentado el episodio portentoso de la TRANSFIGURACIÓN, pudiendo contemplar por breve tiempo, todo el esplendor, la gloria y la divinidad de Jesucristo en el Monte Tabor, Pedro, Santiago y Juan.

* Los cristianos del mundo entero y nosotros con ellos, hemos abierto este periodo de 40 días o Cuaresma, con una entrada o pórtico: el Miércoles de Ceniza, en el que suenan las notas y cantos de esperanza y de alegría, más que en los Juegos Olímpicos, en que solo a los tres primeros de cada especialidad, les imponen una medalla y tocan solemnemente el himno de su país y suben ante todos los miles de espectadores, a un podium. Pero del podium se bajan a los pocos minutos de haber subido y la música dura poco, se la lleva el viento y la medalla y la plata, a la medalla se acaba arrinconándola en cualquier armario o cajón de la casa y la plata desaparece en poquísimo tiempo.

* En cambio, nosotros conseguiremos todos, un triunfo, aunque lleguemos los últimos, en esta carrera de la Cuaresma. No consiste en llegar el primero, sino en llegar. Fácil nos lo pone el Señor, porque mucho nos quiere. Solo nos tenemos que poner en marcha, con las cosas necesarias al "caminante".

San Pablo así lo dirá a los cristianos de Corinto y hoy nos lo dice a nosotros: "Queridos hermanos ¿no sabéis que los que corren en el estadio de carreras, todos corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred pues, de modo que lo alcancéis. Y quien se prepara para esa lucha por la carrera, de todo se abstiene y eso, total, para ganar una corona de laurel que se marchita, mas nosotros para alcanzar una corona incorruptible".

Se nos ha presentado desde el Miércoles de Ceniza, el Programa valiente de LIMOSNA, ORACIÓN y AYUNO, para llegar triunfadores a la META y recibir ese premio incorruptible, en el que creemos y esperamos: la RESURRECCIÓN o Nueva Vida. Para lo cual se nos enseña en este programa de Cuaresma cómo vivir la vida humana en este mundo para llegar a esa Nueva Vida, que me diviniza y es eterna. Esta creencia es fundamental, porque si no hay RESURRECCIÓN, si todo acaba con la muerte, la vida no tiene sentido y no vale la pena vivir. Nos han engañado y nos hemos engañado, dice más o menos San Pablo en esta carta.

Por eso hoy, que la fe en el más allá, en una Nueva Vida después de la muerte, se ha debilitado y se ha desdibujado en todas las instituciones, incluso religiosas, el cristianismo incluido, por ello, al no encontrar sentido ni a la vida humana y menos a la muerte, hay cada vez más suicidios. –34.000 en el Japón en el 2003- aunque la prensa, los medios de comunicación en general los ocultan, hablan poco de ello para no asustar y para no incitar y provocar a más suicidios por lo que llaman "efecto dominó". De ahí, que para mantener el tipo, para mantenerse en la carrera de la vida, cada vez se agarre más gente a las sectas, a los adivinos y videntes, a la brujería, al tarot, de echar las cartas, a ese mundo oscuro del esoterismo, que mantiene una pobre esperanza, pero son útiles para seguir viviendo con un poco de esperanza, en un mundo desesperanzado en lo trascendente. Es un engaño consentido. La religión se convierte en una especie de placebo para tranquilizar un poco, apaciguar las angustias de la vida de cada día, aunque sepan muchos que son engañados, pero no por eso deja de ser un consuelo. Se cae entonces en el empleo de fetiches, de amuletos, de sesiones de brujería de toda clase; para esos servidores de esa baja religión les resulta un verdadero y gran negocio, vivir de la angustia y del miedo de la gente.

Naturalmente que este trabajo de la LIMOSNA, la ORACIÓN y el AYUNO, entendidos en su significado profundo y no en la superficialidad, cuesta y mucho, sobre todo al principio, porque no vemos los frutos de un modo inmediato. Como Abraham hay que obedecer a Dios, cuando nos dice, como a él: "sal de tu tierra y de la casa de tu padre, hacia la tierra que yo te mostraré". Hay que dejar atrás todo lo que está dañado, falseado y corrompido: familia, pueblo, cultura y seguridades extrañas, para obtener todo en ESPERANZA: "hacia la tierra que yo te mostraré"; pero Abraham no sabía qué tierra era, ni la había visto nunca. No obstante, no es un paso en el vacío, lo que da Abraham, sino un paso hacia la PLENITUD de la ESPERANZA. La grandeza y el éxito de Abraham están en la CONFIANZA y en la OBEDIENCIA, en la FE en DIOS. Por ello es nuestro padre en la FE, es nuestro modelo.

Es verdad, que no entendemos, como los apóstoles tampoco entendían, eso de morir, de renunciar a ese hombre viejo, degradado por la avaricia, el egoísmo, la soberbia y el desenfreno de las sensaciones y a todo lo que le acompaña. Es el botellón y la droga de la juventud, es la vida cómoda y sibarita, materialista y hedonista de los mayores.

Como Abraham hay que saber renunciar a una sociedad como en la que él estaba viviendo, pervertida por el poder y a una vida degradada por el placer y la avaricia de tener el rebaño de más miles de ovejas. Renunciar a lo que tengo por algo que no tengo, ni poseo, ni vivo, porque ni si quiera lo conozco: "Sal hacia la tierra que yo te mostraré", apoyado tan solo en la CONFIANZA en DIOS, que me da ligeros indicios para mantener un poco mi ESPERANZA.

Dios nos está llamando en esta Cuaresma, como a Abraham, como a Timoteo ("Toma parte en los duros trabajos del Evangelio, según la fuerza de Dios"). Nos ilumina, para ayudarnos a crecer en la ESPERANZA, con el prodigio de su TRANSFIGURACIÓN, para vencer las corrientes de las aspiraciones mundanas, que buscan lo presente, lo inmediato, lo actual, pero que no creen en la transcendencia, ni espera nada mejor.

En la TRANFIGURACIÓN, Jesús no se presenta como en un espectáculo exhibicionista de sala de fiesta, donde todo es pura farándula y engaño. Su humanidad, al quedar divinizada" momentáneamente, queda como oculta, detrás de la divinidad del Hijo de Dios, mostrándose Jesucristo COMO ES y LO QUE ES: DIOS.

La experiencia vital de lo divino, de lo que gozaron por un instante los tres apóstoles, les hizo olvidarse de la tierra y de sus vidas, pensando en prolongar aquel momento glorioso, dando para ello cobijo en tres tiendas a Jesucristo a Moisés y a Elías.

Volver al llano, a la vida de todos los días les resultaba insoportable. Por eso para mantener la ESPERANZA en esta vida, pensando en la GLORIA, Jesús decidió anticiparles, a los tres apóstoles, como testigos, un momento de gloria, como un relámpago de luz antes de que lleguen las sombras de la muerte, antes de dejar él mismo todo, como "un fracasado".

Es un anticipo de su RESURRECCIÓN. Serán testigos, los tres apóstoles de este estallido de su divinidad en el misterio de su TRANSFIGURACIÓN, para que no lleguen a perder la FE ante sus miedos, temores, desengaños, al asistir a este otro estallido de su humanidad pobre, limitada, impotente y fracasada en el huerto de Getsemaní y en el calvario.

Ahora, queridos hermanos, vamos a asistir a este prodigio, a este milagro, en este Monte Tabor de este altar sacrificial, en que el amor de Jesucristo a esta Comunidad cristiana de San José de Calasanz y a cada uno de nosotros, se va actualizar en este altar, repito, dando de nuevo su vida para la remisión de tus pecados: "Este es el cáliz de mi sangre, que será derramada por vosotros... para la remisión de los pecados". Todo te va a ser redimido, todo perdonado. Saldrás de la Iglesia estrenando de nuevo tu vida. Todo nuevo. Tu vestidura bautismal toda blanca y resplandeciente. No te ensucie. No hagas de tu resplandor, tinieblas, que estás mejor y nos gustas más vestido de luz, vestido de blanco.

Amén

Edu, escolapio