VIDA DE ORACIÓN

miércoles, enero 14, 2009

Power Point y Evangelio

Regina
Monestir de Sant Benet
www.benedictinescat.com/montserrat
Enero 2009

Aprovecho que mando el pps del domingo, para adjuntar un escrito que me pidieron, por si os interesa a pesar de ser muy "personal".

Me pidieron que explicara de manera personal, cómo leemos la Biblia en el monasterio.

Lo comparto, como tantas otras experiencias monásticas, por si a alguien puede interesar

Cuando entré en el monasterio, ahora hace más de 50 años, en realidad yo quería ser misionera. Pero el hecho de que Teresa de Lisieux fuera patrona de las misiones, me decantó por la vida monástica, aunque no sabía gran cosa de la vida y espiritualidad que encontraría.

Actualmente son muchas las personas a quienes sorprende que me haya convertido en misionera desde el monasterio. Cómo he llegado aquí, y el papel que ha jugado la Biblia, es lo que me propongo explicar en estas páginas.

Cuando vinieron los dos hermanos Tena (hoy uno de ellos obispo) en mi parroquia de S. Juan, en Barcelona, oí hablar por primera vez de la Liturgia, sin entender demasiado el alcance.

Al entrar en el monasterio, la liturgia se convirtió en el centro de mi vida. Enseguida me di cuenta de que era una de las riquezas que daban variedad a nuestro ritmo de vida. Desde el Adviento y Navidad a la Pascua y Pentecostés, y hasta reiniciar el ciclo, cada día era diferente.

Con la llegada del Concilio Vaticano II, que tanto de bien nos ha hecho a las monjas, junto con muchos otros aspectos, la liturgia se enriqueció enormemente a través del nuevo "leccionario litúrgico" con unos ciclos bíblicos de lecturas mucho más completos.

También al abrirnos más a nivel de estudios, tuve la oportunidad, durante casi 10 años, de unas clases particulares de Biblia con un monje sabio y santo, el P. Guiu Camps, que han sido uno de los puntales más firmes de mi vida. No solamente aprendí a leer la Sagrada Escritura a partir de la exégesis y el estudio y reflexión personales, sino que durante años he buscado en ella mis propias conclusiones vitales.

Así, lo que al empezar fue un vivir la liturgia en sentido global, después se fue convirtiendo en un vivir, a través de la liturgia diaria, los textos bíblicos, haciendo un sacramento de la presencia de Jesús, ahora y aquí.

Con el estudio de los salmos, uno a uno, he ido descubriendo un color particular para cada uno. Cualquier hora del Oficio Divino, queda enormemente potenciada. La ocasión en que posiblemente fue escrito el texto o el título que la versión hebrea le da, el grupo al que pertenece el salmo, la posición que ocupa dentro del conjunto del salterio, o la intención por la que se puso a cada hora del Oficio, son toda una retahíla de datos que facilitan adentrarte más en el contenido. A mí personalmente me gusta usar unos folletines que me he hecho para cada plegaria del Oficio, que me recuerdan todas estas intenciones en cada salmo concreto.

Los textos del Antiguo Testamento, los tengo trabajados no sólo sirviéndome de introducciones más o menos especializadas, sino que me gusta imprimirme el texto bíblico, dejando espacios para añadir notas y comentarios. Y en muchos casos los escritos son en forma de plegaria o responden a situaciones o a lugares donde fueron redactados. Recuerdo por ejemplo, la conclusión del profeta Miquees relacionada con una experiencia importante de plegaria cerca del estanque "Gento" del pirineo, o la carta a los Efesios en la cima de la montaña del Montsant, o las negaciones de Pedro de Lucas cerca de los lagos de las Boulloses...etc etc. Bueno, es que normalmente aprovecho las vacaciones para leer con más detalle algún libro de la Biblia.

Este método me hace sentir como si tuviera el privilegio "comerme el texto", sin dejar de digerir incluso los detalles. Si alguna gracia tienen estas páginas desastradas, es la de ser escritas sin ninguna finalidad más que la de entretenerme en el contenido, para que penetre en la vida. Me es completamente igual que haya repeticiones, o caladas, o añadidos que suben y bajan. Lo único que me interesa es que yo misma lo entienda. Y la verdad es que cada día, de hace años, me sirven para preparar los fragmentos correspondientes a la plegaria litúrgica. Sobre todo los de la Eucaristía. Ya estoy tan acostumbrada a ello, que si un día, por las razones que sea, me lo salto, tengo la impresión de vivir descentrada.

Este mismo método me sirve para el Nuevo Testamento, pero en este caso mucho más ampliado.

Las carpetas que ocupan las cartas de Pablo son bastante gruesas, y están bastante estrujadas por el uso. Una a una, con la ocasión en que Pablo la escribió, y los contenidos subrayados y ampliados. Tengo el convencimiento de que las cartas de Pablo son una de las comidas más sólidas para los que nos llamamos cristianos.

Y, naturalmente, el centro de interés lo tienen los 4 evangelios. Cada uno de ellos tiene una carpeta rebosante de apuntes. Durante muchos años estuve leyendo comentarios de cada evangelio en particular: Bonnard (Ed. Cristiandad 1976) para Mateo, Gnilka (Ed. Sígueme 1983) para Marcos, Fitzmyer (Ed. Cristiandad 1986) para Lucas, y Brown (Ed. Cristiandad 1979), Schnackenburg (Ed. Herder 1980), y Dood (Ed. Cristiandad 1978) para Juan. Aparte de estos libros básicos, he ido recogiendo comentarios diversos, de manera que por cada día del año tengo de 5 a 10, folios de resúmenes llenos de explicaciones. Así pues, durante el largo rato de "lectio" de la víspera (1 hora y media diaria), repaso los que me atraen más, o escribo nuevos. Entonces, además de entrar en el fragmento del día, me meto en el contexto en que lo pone el evangelista.

Claro está que de hace años no leo nada más que la Biblia, aparte de los libros que nos leen en el refectorio, que normalmente dan profundizaciones interesantes sobre la vida y el pensamiento de la sociedad actual.

Sobre todo por Semana Santa la lectura de estos comentarios a los evangelios se intensifican, de manera que la atmósfera de la Pasión de Nuestro Señor, toma un relevo bien especial. Como las lecturas de estos días son tan primordiales, en muchas ocasiones he profundizado los temas ya desde el inicio de la cuaresma. ¡Y que bonitos que los he encontrado!

Ésta es la síntesis entre liturgia y Biblia que alimenta el día a día monástico. Y sin eso, la vida en el monasterio me parecería superficial.

Pasando a la tarea misionera, nunca me habría pensado encontrar el camino a través de internet y sobre todo de la página web del monasterio.

Después de años de intuir que éste podría ser un buen medio para compartir la vida con otras personas que estuvieran interesadas, por fin en el 2001 la iniciamos. Cuando dije las intenciones que tenía, al chico que nos la empezó, me respondió literalmente: "Yo no creo en todo eso vuestro, pero pienso que todas las webs tendrían que ser así". Me dijo: "todas suelen decir quiénes somos y qué hacemos, pero no cómo pensamos, y lo que nos parece importante para vivir".

De hecho es con sorpresa que constatamos la buena acogida que tiene, no solamente por los muchos visitantes, sino de tantos países diferentes (entre 30 y 35 países del mundo, ya que la tenemos en 8 idiomas).

Pero lo que da cada semana la vuelta al mundo, son los Powers Points sobre los evangelios. Entre salmos y evangelios pongo 17 nuevos cada semana, y mando unos 2.000, que a la vez, se multiplican en muchos más, por la gente que los remanda.

No guardo los correos que constantemente se reciben, pero ciertamente que hacen impresión. Y no sólo de creyentes convencidos, sino incluso de jóvenes o mayores, más o menos alejados de la iglesia.

Estos Pps, presentados con imágenes de Tierra Santa, correspondientes a los lugares donde los evangelistas sitúan las palabras de Jesús, vienen a ser el resultado de aquellas reflexiones que durante años fui escribiendo. No tanto directamente copiando los textos que podrían resultar demasiado largos o especializados, cómo metiéndolos en el ambiente evangélico que después de todos estos años procuras que te vaya penetrando.

Es verdad que muy a menudo quedo insatisfecha por la impotencia de decir con palabras aquello que es tan importante para mí, pero lo hago con buena voluntad, pensando que el mismo Jesús pondrá el resto.

Vuestra
Regina

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